miércoles, 20 de junio de 2012

Del Santiago Bernabéu a la Tierra Prometida

Podría escribir este post cien años después que las sensaciones al recordar un solo segundo del concierto serían exactamente las mismas. Lo cierto es que no sé ni por dónde empezar.

Las 12 horas que estuve en las alrededores del Santiago Bernabéu haciendo cola o esperando a que pasaran lista, parecieron no merecer la pena cuando a las 21:00, hora a la que se suponía que tenía que empezar el concierto, tenía los gemelos cargados, las rodillas agarrotadas y una pierna dormida. 
Fue entonces cuando sucedió. El Universo se debió alinear con la perfección a las 21:34 y proyectó en el escenario las figuras de ÉL con ELLOS y, claro, dejó de dolerme todo. 

Si habéis ido a conciertos o a cualquier acto multitudinario en donde la gente tiene algo en común contigo, sabréis que de las cosas más gratas que hay es conocer gente y las historias que llevan consigo. Para vuestra información, antes del concierto, tres números por delante, estaban los portugueses que habían conseguido con su cartel que Bruce tocara en Barcelona Prove It All Night con la mítica intro que no hacía desde el 78. Detrás de mí había un gijonés que había recorrido medio mundo haciendo Dios sabe qué y con Dios sabe quién. Después conocí a otra chica que venía de Ibiza, a cuya hermana le había dado una lipotimia. Pero el señor de gafas que estaba a mi lado... ese fue el mejor. Había visto a Springsteen 19 veces, casi siempre solo. "Siempre se conoce a gente", decía. "Cada vez que voy a un concierto mi mujer se enfada, llevo diez años diciéndole que es la última gira y este tío no para nunca. Una vez le dije que íbamos a Valencia con la excusa de pasar un fin de semana allí, pero yo iba a ver a Bruce". 

De esa manera amenicé la espera hasta que salió El Rey León con la camada de bestias indomables. Ya me había advertido el mismo señor de gafas (y yo misma lo había visto miles de veces en vídeos de YouTube), que como tocase Badlands para abrir el concierto, el estadio se vendría abajo. Y así fue. Las 60.000 almas que saltaron al ritmo de las Malas Tierras pudieron saborear La Tierra Prometida, para después no rendirse durante lo que quedaba de noche. 

Durante la noche todos observamos un tramo de completo éxtasis con YoungstownMurder Incorporated y She's the One después tocar una impecable Be True, pasando luego por un Waitin' on a Sunny Day alegre y ameno, que cantó con un niño de apenas dos años, que sintió la envidia de tantas personas como allí se encontraban. 

El concierto tuvo sitio hasta para el hombre más extraño que Springsteen haya conocido jamás, según sus propias palabras. El gran Southside Johnny se unía a la fiesta para interpretar, entre risas y compadreo, Talk to Me. 

Imagino que sabréis la historia. Ignacio era un fan que iba a asistir al concierto, pero murió dos semanas antes por culpa de un tumor. Su familia y amigos movilizaron las redes sociales con el objetivo de que el de Nueva Jersey tuviese unas palabras para él.
De repente, llegó el momento que siempre voy a recordar como uno de los más especiales que jamás haya yo vivido. Las luces se convirtieron en azules y Bruce dedica la canción a Nacho. Ya antes de que sonara la armónica, mis ojos se tornaron vidriosos, empezó The River y el río empezó a fluir por mi rostro.

Por cierto, cómo me gustan las luces azules... la siguiente vez que se iluminó el escenario de ese color sonó una Thunder Road enorme. Un saludo a la señora que estaba al lado mío cuando Bruce ha tocado las primeras notas. Debió pensar que me estaba dando un ataque al corazón, de esos que te dan por sobrepasarte con las emociones, cuando tu corazón va más rápido que tu cabeza o cuando estás a 50 centímetros escasos del Boss. 

Springsteen nos condujo desde la Carretera del Trueno a los bises. Brutales. Escuchar Born to Run de esa manera o soñar despierta con que Bruce te saque a bailar en Dancing in the Dark, aunque no lo hiciese, mereció mucho la pena. Después de Twist and Shout (también con Southside) y 3 horas y 48 minutos de concierto, el más largo de su carrera, nadie se acordaba ya del dinero de la entrada. De hecho, los que estábamos allí estafamos a todos aquellos señores que estaban subidos en el escenario. Es así. Nadie más ha dado nunca tanto por tan poco. Y es que...

<<Madrid! You've just seen the heart-stopping, pants-dropping, house-rocking, earth-quaking, booty-shaking, Viagra-taking, love-making, le-gen-dary... E STREET BAND>>



martes, 12 de junio de 2012

El absentismo laboral de la señora Democracia

Situación surrealista la vivida hoy en el Congreso de los Diputados de Madrid. El PP de Valencia, usando a un portavoz imputado en la trama Gürtel, ha abierto un estéril debate durante una hora, teniendo la intención de castigar la afrenta y el ultraje a la bandera, al himno nacional y a la Casa del Rey durante los actos deportivos. 

No seré yo quien defienda que en estos tiempos de debilidad y malestar económico en la cámara sólo se hable de soluciones para la economía, pues pienso que no hay que volcarse de lleno en una materia y descuidar todo lo demás. Pero no voy a tolerar que se hagan propuestas que vulneran la libertad de expresión de cada persona, animal o pistacho mientras se eluden temas de vital importancia y nos venden fracasos como épicas victorias.

Lo absurdo del asunto ha hecho que el presidente del Congreso pidiese a su propio partido que retirase la propuesta por incompatibilidad constitucional.

Un partido que nace en democracia y que consigue el poder gracias a la democracia no puede ir en contra de ella. Y eso ha pasado hoy en el Congreso. Me pregunto si pensaban llamar a la Policía del Pensamiento de Orwell para preservar el "prestigio" del Estado Español o si les iban a dar un pin a los numerosos grupos ultras autodenominados fascistas que no paran de cantar el alegre "Viva España" de Manolo Escobar.

La politización del deporte me asquea. Sea de izquierdas o de derechas. El deporte nació para unir y los grupos ultras, a los que, lamentablemente, los equipos acceden a darles cabida, deben desaparecer de los recintos deportivos.

Cruzando el Mediterráneo vemos como a Grecia le llegan noticias desde Bruselas hablando sobre un posible corralito financiero. Analizando la situación te das cuenta de que es sólo una mera estrategia y que lo único que pretenden es instaurar el miedo de cara a las elecciones. A Europa no le interesa que los partidos, hasta hace unos meses minoritarios, se hagan con el poder. Les interesa que el bipartidismo continúe y que sigan siendo obedientes con las políticas dictadas desde Alemania, Bruselas o sólo Dios sabe dónde. Pretender que una población tenga pavor a unos resultados electorales deja entrever la falta de predisposición que tiene la Unión Europea, antaño admirada, en que el pueblo sea soberano.

Democracia, me gustas. Y ya no porque estés ausente, sino porque parece que nunca más a volver a ser tú.